Emotivo y merecido recuerdo a las víctimas de la COVID

La segunda ola de la pandemia impidió en el verano de 2020 celebrar el homenaje previsto por el Ayuntamiento a las víctimas locales de la COVID. Más de un año después, el pasado 16 de septiembre -con la quinta ola de la pandemia ya doblegada-, se hacía realidad al fin ese acto, con la participación de más de 150 asistentes en el parque de la Marina, junto al espacio permanente de homenaje instalado por el Ayuntamiento el año pasado. En un acto sobrio pero cargado de sentimiento -en el que inevitablemente se derramaron algunas lágrimas- tres mujeres, familares de víctimas y personal sanitario y de las residencias de mayores, pusieron voz a un homenaje calificado unánimemente como "merecido" y "necesario".

Tras año y medio desde la explosión del virus, los registros habían recogido el fallecimiento por COVID de más de 200 viladecanenses, en su gran mayoría (un 68 %) en los primeros tres meses de la pandemia, cuando muchas personas no pudieron siquiera despedirse de sus seres queridos por las restricciones en hospitales y tanatorios.

Pese a los duros y ya imborrables recuerdos, a los que también hicieron referencia las tres oradoras, la cita se convirtió no sólo en un homenaje a las personas perdidas sino también en una reivindicación de la esperanza y la solidaridad humana porque "hemos visto que nuestra fuerza es exponencial cuando vamos todos de la mano y al fin estamos empezando a salir de esto", apuntaba Alba Villaró, responsable de uno de los ambulatorios de la ciudad.

Aunque ya han quedado atrás los peores momentos, "aquellos días oscuros en los que se escapaban de nuestra manos en cascada las vidas de personas queridas", explicaba Ana Ruiz, de la Residencia del Carmen, "el personal de las residencias seguimos sufriendo porque a pesar de hacer lo mejor que podemos nunca estamos seguros de si es suficiente por las incertidumbres que hay".

Por ello, la llamada a toda la ciudadanía a vacunarse para doblegar la pandemia fue el mensaje más repetido del acto, junto al agradecimiento a quienes han luchado en primera línea contra los efectos de la pandemia. "Cada vez que me viene un sentimiento de rabia por haber perdido a mis padres de forma tan traumática, pienso en la doctora que me llamaba y lloraba conmigo sin conocerme y me reconcilio con la vida", reconocía María Félix Sánchez, en su discurso en representación de los familiares de los fallecidos por COVID.

La música, la poesía y la danza -ejemplos de una expresión cultural que ayudó a sobrellevar el duro confinamiento- fueron junto a las voces protagonistas el eje de un acto que culminó con la colocación de una rosa blanca por parte de cada familia junto al monumento de homenaje permanente a las víctimas. A su lado, plantado también para la ocasión, crece un olivo, árbol de gran longevidad que busca simbolizar el recuerdo eterno de las personas que la COVID arrancó de la vida antes de tiempo.

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